
Te escucho lamentándote a lo lejos
Rabiando palabras atragantadas
Agotaste tus quejumbres silenciosas
A mi se me ensuciaron los espejos.
Me tiene agotado tu veneno
Mi aire está denso de otras cosas
Pero mis puertas, animal herido
Neciamente abiertas se encuentran.
Cuando limpies tus rincones de basura
y las astillas en tus manos ya no sangren
tal vez cuando el horizonte este sin humo
Encontrarás en mi espejo tu aliado.
Pablo Pérez Sibaja
Agosto 2008