Tus ojos de apio se sienten,
melancólicos y humedecidos
se posan en la tierra fresca
debilitados y entristecidos
Intentas ocultar tus efluvios
color chile dulce maduro,
venenosas bayas cercaron
la vista clara al sembradio.
El zacate antes sabroso
hoy se torna algo insaboro
frutas frescas en la refri
entristecen en reposo
Aquel domador de delfines
ignoró tu piel de hada,
piel de yuca blanca y dulce
desbordandose sus confines,
por un intento de cocecha
de flores silvestres sin olor
aburridas y pasajeras
intrascendentes sin color.
Me sentaré en la distancia a observar
como ondea tu melena zanahoria
Saludando al bosque mientras te dices
nuevos brotes depara la historia
Pronto el tiempo olerá a chocolate,
nuevo fulgor en tus almendras verdes
de oscuro matiz es la experiencia
no habrá tormento cuando grande creces
sabiendo: las cocechas van y vienen.