domingo, 16 de enero de 2011

15 de enero.

Un rugido aplacado en una caja de carne,
 se va escapando sonido a sonido.
no alcanza la suavidad de un dedo para contenerlo.
y cuando se filtre será una sentencia invisible,
una silenciosa indiferencia, teñida de nostalgias.
verás extinta esa caricia sutil, que obviaste en el pasado
que pensaste de tu pertenencia, que te la debía,
será una vacuidad envuelta en piel humana,
un soplido en el plumaje de un ave muerta.
Y la tendencia de buscar las orquestas de te amos,
esos escándalos pomposos y coloridos,
de quien no aprecia un efluvio en tu voz cargada
de quien mueve la cola ridículamente,
de quien se rasga el pellejo porque sólo eso tiene,
desechable estruendo de sinsentidos purulentos.
No quisiera ver tus ojos buscando solo mi espalda,
alejándose en la penumbra de anocheceres antiguos
subrayando tiempos lejanos e imperecederos,
volviendo a olvidar todos nuestros encuentros.

Pablo Pérez Sibaja.
16 de enero de 2011

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