miércoles, 20 de abril de 2011

Extinción


Hoy la piel de mis dedos sucumbe ante la mirada turbia de la razón espinosa, ese velo tejido estúpidamente con escamas de reptiles muertos.
Las horas ya no me llaman a tu entrepierna dormida e insípida, y tu corazón palpita solo para huir de mi abrazo.
El ocaso está cerca, pero es solo un pequeño estertor inconcluso de una criptica muerte contenida.
A partir de hoy, los orgasmos van a ser menores, y las lágrimas van a tener mejor gusto.
Se está secando el manantial de palabras y en el suelo nacerán los cardos cultivados con las respiraciones.
No habrá estallidos, ni manchas de sangre en la alfombra, tampoco el gritar de mil bestias, agonizantes en las arenas
No habrán adioses ni ayeres, ni promesas no cumplidas, solo se extringuirá tristemente ese volcán mal herido,
Ese sin sabor olvidable, ese pequeño filo al lado del camino, ese inconcluso deseo, y ese día que nos conocimos.

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